Mundo enfermo

Ríos de sangre, países rotos y familias destrozadas. Un Estado imaginario, inexistente, lleno de «personas» sin escrúpulos, sin alma, que han vuelto a sustituir la paz por armas. Sin ningún derecho, están acabando con países que se dejaron la piel por conseguir unidad, su ansiada libertad. Individuos que se dan una palmada en la espalda a sí mismos mientras derraman la sangre de inocentes con una sonrisa en la cara. Llenan su vacío con el sufrimiento del mundo, marionetas que han sido entrenadas para librar una guerra invisible contra nadie ni nada, por nadie y por nada. ¿Por una interpretación equívoca de una religión? Religión cuyas bases son (o eran) la paz y la tolerancia, el amor hacia su semejante. No me lo creo, no me lo quiero creer.

Y no conseguimos ver el fin de un problema que nos afecta a todos. No consigo llegar a otra conclusión: el mundo está enfermo, y aún no hemos inventado cura.